De lo dicho, y como ya decía en un comentario anterior (uno de los publicados el 18 de febrero), se deduce que el “usuario final” (el “ciudadano de a pie”, como se dice vulgarmente) ve fundamentalmente el Cloud Computing como un servicio que le permite usar aplicaciones en la red necesitando únicamente como recurso propio un simple navegador; es decir, el usuario final usa principalmente servicios SaaS, y asocia mayoritariamente el Cloud Computing con el concepto de SaaS (Software as a Service). Por ello, un extrapolación fácil es pensar que para llegar al gran volumen de usuarios de Internet, lo que nos interesa es desarrollar y ofrecer servicios en modo SaaS, pero no siempre tiene sentido realizar este proceso porque el software o la aplicación en cuestión no es la más adecuada para ello.

Aun siendo una frontera difícil de delimitar, vamos a intentar dar unas cuantas reglas para discernir qué tipo de software o aplicaciones, a día de hoy, pueden tener sentido que se lleven al modelo SaaS y cuáles no (hablando de forma genérica, pues cada caso particular necesita de su propio análisis teniendo en cuenta, como mínimo, 3 aspectos: tipo de empresa, características de la aplicación y modelo de negocio):

DONDE PUEDE TENER MÁS SENTIDO:
  • Software estándar (p.e. e-mail, donde muchos competidores usan la misma tecnología porque es necesaria pero en sí misma no confiere una ventaja competitiva).
  • Aplicaciones donde haya una gran interacción entre el mundo exterior y la organización (p.e. CRM, blog corporativo, etc.).
  • Aplicaciones donde haya una gran necesidad de acceso desde móviles o web (p.e. software de gestión de la fuerza de ventas).
  • Software que será usado solo por un corto período de tiempo (p.e. software de colaboración para un proyecto concreto).
  • Software de uso regular pero puntual, y que en esos momentos necesita muchos recursos (p.e. elaboración de nóminas).
Algunos ejemplos comerciales emblemáticos por su éxito son: los WebMail (gmail, yahoo, etc.), la aplicación de SalesForce para la gestión de la fuerza de ventas, o las aplicaciones para trabajos ofimáticos en red Google Docs, Office 365, etc.


DONDE PUEDE NO SER LA MEJOR SOLUCIÓN:
  • Aplicaciones que precisen de alta rapidez de ejecución o críticas en tiempo real.
  • Aplicaciones donde la legislación u otras regulaciones no permitan que los datos salgan de la organización.
  • Aplicaciones donde una solución ya existente, y cautiva de las infraestructuras de la organización, resuelve todas las necesidades de la organización en ese aspecto (p.e. ERP ad-hoc y aplicaciones heredadas).