miércoles, 15 de febrero de 2012

Cloud Computing: una aproximación desde el punto de vista del usuario final


Para un usuario final el Cloud Computing se ve principalmente como un servicio que le permite usar aplicaciones en la red (lo que tecnológicamente denominamos SaaS o Software as a Service).

Desde ese punto de vista, pues, Cloud Computing es una tecnología que utiliza principalmente Internet y un conjunto indefinido de servidores remotos para mantener los datos y aplicaciones. Este tipo de “nube” permite a los consumidores y a las empresas utilizar las aplicaciones sin necesidad de instalarlas en sus propios equipos y acceder a sus archivos personales usando sólo un terminal remoto con acceso a Internet. Esta tecnología permite la utilización mucho más racional de las aplicaciones mediante la des-ubicación del almacenamiento, la memoria, el procesamiento de datos y ancho de banda.

Un ejemplo sencillo de Cloud Computing es el correo electrónico de Yahoo o Gmail, las aplicaciones ofimáticas “Google Docs” u “Office 365″, etc. El usuario no necesita de un software o servidor específico para su uso, todo lo que se necesita es una conexión a Internet y se puede enviar y recibir mensajes de correo electrónico. El servidor y el software de gestión de correo electrónico están todo en la “nube” (Internet) y es totalmente gestionado por el proveedor de los servicios “Cloud” (Yahoo, Google, etc.), el consumidor no necesita instalar ningún software (salvo el navegador) en su PC o equipo local, pero sí disfruta de sus beneficios.

El uso del término “Cloud Computing” (“computación en nube”) viene probablemente del uso de una imagen de nube para representar a Internet u otro entorno de red de gran tamaño. No nos importa mucho lo que está en la nube o lo que ocurre allí, excepto que puedo enviar y recibir datos de forma fiable. Sin embargo en el caso de Cloud Computing la “nube” se asocia a un nivel de abstracción más alto: en lugar de la existencia de canales de datos, routers y servidores, ahora hay servicios. El hardware y software subyacente de la red, por supuesto, siguen ahí, pero ahora se utilizan las nuevas tecnologías para elevar el nivel de servicio construyendo aplicaciones o servicios que se ponen a disposición del usuario de forma que un usuario del mismo no se debe preocupar por la forma en que se lleva a cabo, o de qué tecnologías se utilizan para implementarlo o de cómo se mantiene (es más estos aspectos son transparentes para él): solo se preocupa de elegir un proveedor que le proporcione acceso a ella con un nivel de disponibilidad, prestaciones y fiabilidad acordes a los requisitos de la aplicación.

Una característica adicional que se debe enfatizar en esta primera aproximación es el carácter de auto-servicio y bajo-demanda: en general el usuario accede al servicio cuando quiere y con las prestaciones que elige, y por lo que está dispuesto a pagar de acuerdo a lo que haya pactado con su proveedor externo (o aceptando la repercusión de costes de su Departamento TIC en caso una Cloud interna) de acuerdo a los SLAs y recursos que el mismo decide aprovisionarse en cada momento (especialmente en el caso de IaaS o PaaS como posteriormente se describen al explicar estos conceptos que ahora se avanzan).

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